Por Gloria Rocio Estrada Antón
Este martes 5 de noviembre se celebran elecciones presidenciales en el país vecino y socio comercial, los Estados Unidos de América.
Los candidatos de los partidos demócrata y repúblicano han desarrollado una campaña electoral con posturas en algunos casos opuestas, y en otras afines.
Sin embargo el tema de la relación con México existen temas comunes: la necesidad de frenar la migración, el tráfico de droga, y la definición de nuestra relación comercial, lo que nos lleva a analizar cuáles son las posturas que ambos candidatos han expresado al respecto:
En lo comercial, sabemos que Kamala Harris ha hecho alarde de su voto en oposición a la firma del TMEC siendo senadora de su partido, recordemos que fueron los demócratas quienes dilataron la firma del tratado para adicionar en la recta final mayores requerimientos en materia laboral, mismas que provocaron la necesidad de implementar una reforma normativa completa en esta materia, adicionando un mecanismo que permite al gobierno estadounidense iniciar investigaciones y aplicar medidas ante denuncias presentadas por trabajadores mexicanos relacionadas con violaciones a sus derechos en materia de libertad de asociación y negociación colectiva.
Ademas, como vicepresidenta de los Estados Unidos, ha participado en la decisión del gobierno de Joe Biden para imponer aranceles del 10% y 25% a bienes siderúrgicos provenientes de México en el marco de la Sección 232 este mismo año.
A pesar de lo anterior, el gobierno de Joe Biden ha sido abierto y dispuesto al consenso con sus socios comerciales norteamericanos lo que se evidencia en la reanudación de las mesas del Dialogo económico de Alto Nivel (DEAN), que han permitido crear consensos en temas de seguridad, salud, comercio y migración, sin estridencias.
Harris ha sostenido que endurecerá las acciones en materia de política migratoria, combate al narcotrafico, restricción a las inversiones china en México, y una eventual revisión estricta al TMEC. Sin embargo, y pesar de sostener el estandarte de un nacionalismo económico, no parece preferir a los aranceles como arma para regular su relación con nuestro país.
Por otro lado, la posible llegada de Trump a la presidencia para un segundo mandato, supone grandes retos económicos para México y Norteamérica.
Siendo nuestra región económica la más próspera a nivel global, representando el 28% del PIB mundial gracias a su dinamismo comercial que deriva de la apertura comercial iniciada hace 30 años con la celebración del TLCAN, podríamos pensar que nuestros objetivos en materia económica se encuentran alineados.
Sin embargo, parte de las propuestas de campaña de Donald Trump toman distancia en lo comercial, México es mencionado constantemente de manera negativa debido a la importante agenda económica que ambos países compartimos y que involucra temas sensibles en materia de comercio, seguridad y migración
En materia arancelaria ha propuesto:
- Imponer un arancel del 100% autos armados en México
- Imponer un arancel del 25% y hasta el 75% a las exportaciones mexicanas, en caso de que el gobierno de México no resuelva el problema de la migración y envío de droga a su territorio
- Ha propuesto sustituir impuesto sobre la renta corporativo por aranceles, remontándose a políticas económicas del siglo XIX
Con un objetivo claro, Trump buscaría trasladar la actividad industrial de regreso a territorio estadounidense, un fenómeno conocido como “reshoring”, profundizando el nacionalismo incrementando el proteccionismo. No en vano ha declarado: “Mi palabra favorita es aranceles”
Los efectos de la política proteccionista estadounidense en contra de México son importantes pues aleja a sus principales socios comerciales de un proceso de integración que le ha permitido en los últimos 30 años generar competitividad y prosperidad económico a la región de Norteamérica, esto frente al avance en la integración regional entre Rusia y China acentuado en su más reciente reunión en el marco de los BRICS, e incluso frente al naciente bloque comercial del Regional Coprehensive Economicista Partnership RCEP liderado por China y conformado por 15 países asiáticos que representan en su conjunto el 30% del PIB MUNDIAL.
Además, el cobro indiscriminado de aranceles a exportaciones mexicanas, aunado a los aranceles aplicados a las exportaciones Chinas, contribuye al aumento de los precios de los bienes intermedios y finales generando condiciones de Inflación que afectan principalmente a los consumidores estadounidenses y disminuyen la competitividad de los sectores industriales de la región.
Si bien es cierto la guerra arancelaria iniciada en contra de China ha logrado disminuir el intercambio comercial con China, esto no ha sido absoluto. China es el tercer destino de las exportaciones estadounidenses, es el segundo origen de importaciones, lo que implica que el comercio entre ambos países no solo no ha disminuido en términos reales, sino que se ha incrementado anualmente 3.5%. Aún y cuando el déficit con China se ha contraído, pasándo de 381 mill en 2022 a 279 mill en 2023, en general el déficit comercial en Estados Unidos se ha ampliado 14.9% por unos 108 mil millones de dólares.
México conocerá al interlocutor con quien habrá de revisar el contenido TMEC en 2026, y enfrentará el reclamo ante los cambios realizados a su derecho interno con temas que parecen oponerse a los compromisos previamente adquiridos en este tratado, como lo es el garantizar la imparcialidad de la impartición de justicia ante el nuevo escenario que supone la Reforma Judicial, la falta de acceso en condiciones de equidad a sectores energético, telecomunicaciones y agrícola, la desaparición de organismos autónomos en materia, entre otros temas sensibles.